El poder de las palabras.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
Sin embargo, pienso que una sola palabra vale más que mil imágenes, porque las palabras te invitan a imaginar...
...y es más bonito jugar con la imaginación que ver directamente una imagen.


lunes, 8 de febrero de 2010

Duda: sendero para aprender.

Siempre pensé que las personas se hacían malas o buenas, que no se nacía predispuesto al mal o al bien. Siempre quise creer que la educación era la disciplina que tenía el máximo poder para determinar los “centros” de una persona. Un niño no nace malo, nace travieso; no nace bueno, nace tranquilo…Muchos minutos me he parado a pensar sobre esto, y cuando más claro lo tenía, de repente, llega la duda a mi firmeza en creer esto.
Prácticamente las personas más directa a mí, mi familia, me dijeron que estaba equivocado. La cuestión era fácil: o todos se equivocan o soy yo.
Me plantearon que reflexionara en personas, o mejor dicho, en animales como Hitler, como Franco, como Bush… La perspectiva de mi familia: nacieron malos, está escrito en sus genes, no se puede hacer nada para modificar algo innato y por lo tanto alguien que nazca con malos centros morirá con malos centros: “la cabra siempre tira al monte”. Mi perspectiva fue desmontada porque yo siempre he querido creer que las personas pueden cambiar, que la maldad o la bondad de éstas se educa, no se nacen con ellas, y esto era algo que me motivaba a seguir estudiando esta carrera, Pedagogía.
Rápidamente, y tras varios días en discusiones que terminaban en “tu palabra contra la mía”, me envolvió la impotencia, la rabia, incluso quise ignorarlo todo y seguir, dejar aparcado esos pensamientos negativos, pero seguramente, realistas.
¿Entonces para qué está la educación si ya está el bien y el mal preestablecido en las personas y no se puede hacer nada para modificarlo? ¿Para qué me esfuerzo en estudiar esta carrera para solucionar esto, si ese problema no se puede solucionar? Navegué en internet, tratando de encontrar algo que fortaleciera mi tesis, pero no encontré lo que buscaba…
Cansado y harto, volví a mi cuarto, me eché en la cama, pillé el mp4 y me puse a escuchar mi cantante de rap favorito: Nach. Éste hombre, rapero, soñador, dramaturgo, que, para mi gusto, transforma la filosofía en poesía y la canta con elegancia, con el que yo me identifico, hace que mis pensamientos sean más fríos, más críticos, no sólo hacia los demás, sino conmigo mismo.
Me di cuenta que tengo buenos centros, puesto que quiero el bien mediante el bien, y esto quizás cegaba mi visión del mundo, pensando que todos pueden ser como yo. Pero aun así, ¿Qué sentido tendría la educación a parte de inculcar normas y conocimientos? Mucho.
La verdad es que sí, puede que algunos nazcan con malos centros, o todo lo contrario. Pero hablamos de minorías: la gran mayoría, estoy seguro, nacen con la predisposición a ser buenos y malos, según sus intereses: y eso es lo que hay que educar.
“Cuando el árbol está creciendo necesita de recursos para sobrevivir y para seguir creciendo, pero si empieza a torcerse, ahí debe estar su “cuidador” para volverlo a orientar hacia el camino correcto; sin embargo, hay árboles que nacen con las raíces mal plantadas y van a crecer inclinados hacia el lado incorrecto, por mucho que lo cuidemos y los pongamos derecho”.
La tarea del educador, entonces, es, además de enseñar conocimientos, valores, normas, creencias, etc., para su adaptación adecuada a la sociedad plural, orientar hacia el camino correcto cuando se empiezan a desviar; es luchar para que ese niño o niña pueda mirar atrás, agradecer la educación recibida e inculcársela a sus hijos, con vistas a posibles cambios: porque todo es mejorable.

1 comentario:

  1. Es una reflexión muy interesante la que compartes en tu blog, y con la que me muestro de acuerdo en gran medida. Las personas nacen con una capacidad, y el educador juega el papel más importante, que es guiarla por un sendero u otro de la vida.

    En cierta manera sí que somos como semillas. Si se nos educa bien, se nos "riega" con cuidado, seremos árboles preciosos. Algunos lo consiguen solos, otros necesitan de un mayor esfuerzo por parte de ese educador.

    Yo también creo que la línea del bien y el mal es algo que se adquiere a través de la experiencia de la persona, y que se puede, como ya hemos dicho ambos, educar para mejorar las cosas.

    ¡Un besito, o dos, Spike!

    PD: ¡seremos buenos pedagogos, verás!

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