El poder de las palabras.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
Sin embargo, pienso que una sola palabra vale más que mil imágenes, porque las palabras te invitan a imaginar...
...y es más bonito jugar con la imaginación que ver directamente una imagen.


martes, 23 de febrero de 2010

La ventana del alma.

Comienza a iluminarse una sala,
como la luz que entra por esa ventana
lenta pero sin pausa
mientras se sube la persiana.
Decidimos abrirla, dejando entrar la brisa
para abrirnos a las demás vidas,
para intentar recibir…
recibir…
no siempre recibimos, no siempre es así
pues a veces, no es un buen día
sino un día triste, gris
que sólo aporta malestar, melancolía
teniendo que cerrar la ventana
para dejar de sufrir.

Muchos siempre la tienen cerrada,
porque antes de sentir dolor, prefieren no sentir nada.
Otros la mantienen abierta, mirando al cielo,
con esperanza…
dejando que la fuerza del viento
torture la cara
mientras el cabello
intenta escapar de nosotros mismos
buscando la huida por miedo…

Sin embargo, sólo nosotros somos los que podemos
abrir o cerrar nuestra alma:
debemos decidir de quien nos dejamos recibir algo
buscando lo bueno,
y de quién dejar de hacerlo,
escondiéndonos
tras la sábana de una cama
donde esperamos, donde guardamos la esperanza…
una cama, situada en el corazón,
una esperanza que se dañará
cuando reciba dolor,
pero que nunca morirá
mientras reciba amor.

Y como moraleja de mi canción,
de mis versos,
os digo que hay que buscar lo bueno
y abrirnos a ello,
tanto como para encontrar lo malo
y sufrir para saber encerrarnos
para prevenir nuevos palos,
pues para aprender
erramos,
pues para seguir viviendo tenemos
que sufrir y equivocarnos
hasta que encontremos lo bello
y todo sirva para algo.
Aprendamos,
pues, a cerrar la ventana a lo malo
y a abrirla, para beneficiarnos,
para poder seguir viviendo
y a nuestra alma poder seguir alimentando.

Al final descubrirás esta verdad,
de la cual, nadie se salva:
El mayor fracaso de la vida es
el no haber intentado nada,
por miedo a equivocarnos…
el esperar al alba
para cerrar la ventana de nuestro cuarto…
la ventana de nuestro alma
que se abre y cierra despacio.

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