El poder de las palabras.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
Sin embargo, pienso que una sola palabra vale más que mil imágenes, porque las palabras te invitan a imaginar...
...y es más bonito jugar con la imaginación que ver directamente una imagen.


miércoles, 18 de mayo de 2011

Unas palabras para afrontar lo que queda de curso!

Es difícil que en un mundo tan inhóspito como este alguien tome en serio a cualquier joven de clase media-baja. Si alguno se salva de una educación que implica desmotivación, del conformismo inculcado a través de fiestas sin sentido basadas en el consumismo, de una religión que hace esclavo a quien sea débil de conciencia o simplemente a quien necesite creer en algo ya que no puede creer en sí mismo… si alguno se escapa de esas redes y no termina atrapado en las redes de Internet sin otra finalidad que perderse en redes sociales y foros que le entretienen, si alguien consigue superar estas barreras le queda algo mucho más difícil: que tus palabras no se vean silenciadas por la fuerza de la ignorancia, manipulada por los propios medios de comunicación si llegan a ser escuchadas, por un atroz puñetazo o menguada por poderosos y cultos que hacen que el rayo que sale desde su boca termine apagado en la tierra.
A pesar de todo esto sigo escribiendo. Y no escribo para que alguien me tome en serio, aunque es grato averiguar que alguno si se interese por lo que he expuesto. Escribo porque a veces, con coger un bolígrafo o un teclado tus ideas caen sobre el papel físico o virtual, eres capaz de ordenarlas e incluso descubres cosas que no sabías: en ocasiones, descubro algunas cosas que pienso y que no sabía que pensaba o, en otras palabras, tomo conciencia de mí mismo.
Sigo “perdiendo el tiempo” ordenando mis ideas y haciéndome fuerte mientras algunos lo “aprovechan” jugando a la play, metido en Tuenti dándole al botón de inicio constantemente o inventando historias y conflictos absurdos para hacer su vida más interesante…
Cada día siento que crezco intelectualmente y humanamente. He tenido tropiezos, me he equivocado mil veces y sigo equivocándome. Siguen cuestionándome muchas personas, incluso sin conocerme, y pueden seguir así, no me importa, pues por mucho que ladren he aprendido a decir “me la suda” ante sus sandeces: que sigan ladrando y dejándote con la palabra en la boca, cuando callen o se vayan… yo seguiré allí, igual, en pie y aun más fuerte. Me podré corromper con mis sentimientos y emociones porque la vida es un conjunto de altibajos de felicidad y tristeza a veces sin explicación, pero no me voy a corromper más por falacias de necios e ignorantes sabelotodo.
A veces busco soledad porque en ocasiones todos la necesitamos: necesitamos tiempo para aprender a convivir contigo mismo, para aprender a quererte, para entretenerte quitándote esas espinitas que se nos han clavado en la autoestima en esos campos repletos de plantas envidiosas o de gente que sólo te reclaman por mero interés. Pero también busco compañía, y de eso no me puedo quejar en absoluto. Tengo amigas y amigos que me han demostrado desde el principio que merecen serlo. Sé que puedo contar con ellos en mis horas tristes, cuando necesite consejo o simplemente para disfrutar por ahí: me encanta el cachondeo. A veces discuto con ellos pero es normal, si no discutiera nunca con ellos sería un poco falso, pues nadie es igual a nadie y siempre hay algo donde chocamos.
A pesar de que tengo amigos que se pueden contar con los dedos de las manos, siempre dedico una sonrisa a cualquier persona, si la puedo ayudar le ayudo. Convivo con muchos conocidos y me gusta relacionarme con gente nueva: mis amigos fueron conocidos al principio.
Escribir es algo que me anima, es mi pequeño placer cuando necesito ese empujoncito, ese subidón de autoestima para seguir caminando. Es hora de nadar a contracorriente, ignorar al conformista que se deja llevar y marcar como meta la más alta cima. Merece la pena porque toda persona en esta vida busca la felicidad, es algo innegable. Y esa felicidad creo que realmente existe cuando tenemos un motivo por el que luchar, y revalido el dicho de que “la felicidad no está en la meta, sino en el camino”, pues únicamente en ese camino estamos motivados: la felicidad no es una meta sino un modo de vida. Y lo expongo porque es algo que quiero compartir con todos los que me lean.
Y ahora, en estos últimos meses de segundo de carrera, recupero el lema que me ha abanderado desde que aprobé mi primer examen de física. Un lema que me ha ayudado a superar la negatividad, me he vuelto positivo y con la motivación de que “puedo conseguirlo” frente a la desmotivación de “no lo puedo conseguir” vence mi optimismo de “voy a conseguirlo”. Ese lema que hizo que el año pasado sacase tres matrículas de honor y más notazas frente a los suficientes del pasado. Ese lema donde otros se apoyaron para superarse. Ese lema que me robó la selección española y cuatro. Ese lema que se ha enterrado un poco en este cuatrimestre, que ahora recupero para afrontar lo que queda: PODEMOS.
Por eso, amigo/a, conocido/a, compañero/a… por eso, cuando te envuelva la oscuridad y decidas que no puedes lograr algo, acuérdate de esto: la derrota no está en no lograr lo que te hayas propuesto, sino en rendirte. Dale un golpe sin mano al poco tiempo, a la falta de sueño, a la pereza y a esos pensamientos provocados por tu educación o por “profesionales” de la educación, que nadie te haga perder las ganas de caminar, que nada te haga detenerte, sonríe al abismo, sonríe al desafío y lucha. Nos podrán quitar muchas cosas, pero la decisión de luchar nunca. Gestiona tu tiempo, disfruta y lucha. Hay tiempo para todo aunque parezca que no. No dependas de nadie para ser feliz, ser feliz es cosa de ti mismo y con esa sonrisa puedes contagiar de euforia a los demás.

En este mundo tan inhóspito, injusto, cruel, racista, machista, repleto de interés económico y de poder me encuentro yo y otros como yo que no nos dejamos llevar por él. Merece la pena escribir todo esto, porque esta sociedad se está corrompiendo, pero una sola persona puede encender una pequeña luz en una sala oscura e iluminar. No soy nada ni nadie, ni siquiera llevo razón pues el mundo no es como es, sino como lo vemos. Pero… aunque no sea nada ni nadie, me siento alguien para mi mismo, para los que me quieren y para los que me aceptan. Me siento hijo, amigo, compañero, conocido, familiar… me siento querido y ese dios al que muchos rezan nunca me amó porque jamás existió. Ese dios eres tu mismo. Cree en ti mismo y todo será posible.
Si crees en ti mismo, si te llenas de autoestima simplemente quedándote con lo bueno que te haya llegado y expulsando el veneno que gente envidiosa sin autoestima ni personalidad te han inyectado, si consigues quererte puedes afrontar cualquier reto y vencer…

Ahora me toca (y a más gente) superar este cuatrimestre. Pues nada, gestiona tu tiempo, disfruta de los pequeños placeres del camino al aprobado (escuchar un poco de música, bromear con un compañero, ese bocata de jamón de almuerzo, ese chiste de ese profesor, esa frase conmovedora de esa chica en orientación, ese aire fresco mientras descansas en un banco, esa cachimba que compartes, ese reencuentro con un compañero del año pasado…) e ignora el agobio que te produce el calor, el sueño y las horas fuera de casa. Cuando estudies, cuando hagas un trabajo y estés a punto de dejarlo, simplemente sonríe y grita por dentro PODEMOS.

2 comentarios:

  1. tenía muchas ganas de leer algo nuevo tuyo...y me has dejado helada!! me encanta la entrada, me identifico con todos y cada uno de los párrafos y, sinceramente, no podría estar mejor escrita...para cuándo la siguiente?

    ResponderEliminar
  2. es extraño decir esto porque jamás te he visto, no te conozco y no creo que lo haga...pero extrañaba ver lo que escribes, y esto me deja una vez más llena^^.

    ResponderEliminar